Esto me hizo pensar en un libro que me regalaron en mi adolescencia. Recuerdo que hablaba de los mayores y he buscado un fragmento que me marcó:
"- ¿Por qué bebes? - volvió a preguntar el principito.
- Para olvidar.
- ¿para olvidar qué? - Inquirió el principito ya compadecido.
- Para olvidar que siento vergüenza. Confesó el bebedor bajando la cabeza.
- ¿Vergüenza de qué? - Se informó el principito deseando ayudarle.
- !vergüenza de beber! - Concluyó el bebedor, que se encerró nueva y definitivamente en el silencio."
El principito de Antoine de Saint-Exupéri
Ésta foto se llama ilógica aplastante. Y es que, hay veces que, nuestros actos son tan ilógicos que no caben en cabeza ajena, y si nos ponemos a pensar... en la nuestra tampoco.
Volviendo a la conversación con mi amigo; recuerdo que acabó con la siguiente frase: "Nosotros nunca seremos mayores.... Bueno, al menos, nunca seremos como ellos". Y yo me callé, pero en ese instante me sentí mayor.